Esta actualización del informe sobre la Inversión Extranjera en Cifras se publica en un momento particularmente crítico y excepcional, al estar España y la mayoría de los países inmersos en la crisis derivada de la pandemia de la COVID-19. Los flujos globales de Inversión Extranjera Directa (IED) van a estar bajo una presión severa y se verán afectados en2020, y previsiblemente en 2021, como resultado de la gran disrupción económica derivada de la crisis sanitaria. Más allá del dramático efecto a corto plazo, las principales referencias internacionales esperan consecuencias duraderas, aunque los niveles de incertidumbre son todavía elevados.
La UNCTAD estima que los flujos de IED van a descender hasta un 40% a nivel global en 2020, desde los $1,54 billones alcanzados en 2019. Los datos adelantados por el organismo, correspondientes al primer semestre de 2020, son aún más negativos, aunque se espera que se corrijan ligeramente en la segunda parte del año. En Europa, la corrección que se espera oscila entre un 30 y un 45%, al haber entrado la región en crisis en una situación de mayor fragilidad que otras economías desarrolladas. Se prevé una caída hasta cotas inferiores a las registradas durante la crisis financiera global, deshaciendo el ya deslucido crecimiento de la inversión durante la última década.
Además, se estima un descenso adicional del 5 al 10% en 2021, y que la recuperación se inicie a partir de 2022. Esta recuperación estará liderada por la reestructuración de cadenas globales en búsqueda de resiliencia, por la reposición de stock de capital y la recuperación de la economía global.
Este fuerte impacto de la pandemia en la inversión internacional deriva de la combinación de un shock de oferta, demanda y de modificaciones en las políticas para la IED, que ha acelerado el proceso: las medidas de confinamiento están frenando los proyectos de inversión existentes, la perspectiva de una recesión profunda llevará a las multinacionales a reevaluar nuevos proyectos, y los cambios normativos puestos en marcha por los gobiernos durante la crisis, incluido España y la Unión Europea, incluyen nuevas restricciones a la inversión.
En este contexto, y a pesar de lo negativo de la situación, España sigue siendo uno de los principales receptores de inversión extranjera a nivel mundial. Aunque los datos de flujos en 2019 se situaron por debajo de 2018 por la ausencia de macro-operaciones corporativas, España se sitúa como la decimosegunda economía receptora de stock de IED a nivel global, séptima en Europa. El último año disponible constituye el quinto año consecutivo de crecimiento del stock, que representa un 38,7% del PIB, alcanzando casi los 10.000 euros per cápita.
Durante 2019, el número de proyectos greenfield en España subió ligeramente, si bien disminuyó su valor anunciado en más de un 37%, más que la media mundial. Este indicador adelantado de las cifras de inversión ha empeorado sustancialmente desde el inicio de la pandemia. Así, tanto los anuncios de nuevos proyectos greenfield como las fusiones y adquisiciones transfronterizas han caído más de un 50%, según los datos del primer trimestre 2020.
A pesar de lo negativo del panorama de la inversión internacional, la presencia de empresas de capital extranjero en España es muy destacada, contribuyendo de forma significativa a la economía española en términos de inversión, empleo generado y mantenido, exportaciones, fortalecimiento del tejido local e impulso a la innovación.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística de septiembre de 2020, el número de filiales de empresas extranjeras en España ascendió a 14.361 en los sectores de Industria, Comercio y otros Servicios no financieros en 2018, cifra que ha registrado un crecimiento relevante, superior al 10%, respecto al año precedente. Las multinacionales extranjeras en España alcanzaron una facturación de 577.081 millones de euros, un 29% de la cifra de negocios total. Además, estas empresas ocuparon a 1,7 millones de personas, un 15% del total en dichos sectores.
Por otro lado, las filiales extranjeras en España desempeñan un papel fundamental en las exportaciones y en la innovación. Así, éstas concentran el 42% del total de las exportaciones españolas, y son responsables del 38% del gasto en I+D empresarial.